Iniciaré este artículo con una cita de García(2009):
Hablar de ciencia es equivalente a plantear la cuestión del método científico…Entrenarse en la práctica del método científico, aumenta las posibilidades de conocimiento, aumenta las habilidades y procedimientos con los que conseguir conocimientos, favorece las actitudes críticas y reflexivas en situaciones y favorece los valores de fidelidad al dato, resistencia al prejuicio,resistencia a dejarse dominar por las apariencias, deliberación sistemática, desconfianza de lo advertido a primera vista.
La cita anterior permite reflexionar acerca de la construcción de la ciencia de la educación en el sistema educativo nacional, el cual es un proceso innacabado, donde día a día surgen nuevos problemas, nuevas inquietudes y nuevos conflictos en todos los niveles del sistema educativo y el hacer ciencia implica una serie de acciones que permitan el desarrollo de habilidades, conocimientos y actitudes ante una situación. Cuántas veces pensamos como docentes que hemos terminado de construir un concepto y surgen nuevas teorías o datos que nos demuestran lo contrario, ¿Cuántas veces al reflexionar sobre nuestra labor docente surgen nuevas ideas para su mejora?, ¿cuántas veces estamos terminando de comprender el enfoque de un plan de estudio y surgen nuevos?, o ¿cuántas veces nos hemos dado la oportunidad de analizar nuestros constructos o referentes para sustentar nuestras acciones como docentes y “descubrimos” nuevos?. Es por ello que García(2009) menciona: “Estudiar e investigar, en la medida de lo posible, forma parte de los deberes morales de un educador profesional”.